lunes, 9 de junio de 2014

MI PALACIO


Paseando iba yo 
por aquellos prados.
Montada a caballo,
apartada del pueblo, 
llegaba a mi palacio.
Cuando llegué, todo 
estaba destrozado.

Mi pena 
partió el llanto.
Las rocas caídas sobre mis aposentos
destruían mi palacio.
Aquellos recuerdos que tenia de la infancia...
destrozados,
Corriendo mandé a mi guardia
a limpiarlo todo,
y, sobre los escombros que quedaron,
planté un árbol.
Ese árbol
cerraría todas las grietas.

Al paso de los años,
el árbol había germinado.
Comprendí que no todo es malo,
que hay veces en las que la naturaleza
da lecciones.
En honor a mi árbol allí plantado,
recogí las pocas piedras que quedaban
y las guardé en una caja.
Planté mas árboles y un rosal
en el que todavía se sostiene un cartel
con mis palabras:
“Por mi palacio real”.

Cada vez que paseo
voy allí
y me doy cuenta,
de que la riqueza
no hace feliz,...
Y sí la naturaleza.

Iris Ruiz Valero 

1 comentario:

  1. Es maestro Rafael9 de junio de 2014, 16:33

    Me encanta cuando reflexionas en los poemas. En este caso tu moraleja no deja de ser una gran verdad: ¡qué pobre es aquel que sólo tiene dinero!
    Besos.

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