viernes, 30 de agosto de 2013

INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA


Si quieres subir las escaleras,
ponte delante de ellas.
Ve avanzando un pie
en cada peldaño.
Poco a poco, ve avanzando
y ve agarrándote del mango...
si no, te vas a caer
de algún peldaño...

Mari Ángeles Malaver Lara

miércoles, 28 de agosto de 2013

MIS CONSEJOS


Mira, niño bonito,
tienes que estudiar,
si no, en la vida,
te va a ir muy mal.
 
Tienes que aprender Matemáticas,
Lenguaje o Música
para que puedas vivir,
porque en esta vida hay
que saber escribir.
 
Todas las cosas
debes saber
para que tengas un trabajo
que te haga sentir bien.
 
No seas alocado,
piensa en tus estudios,
porque no hay nada mejor
que saber pensar...

Ana Isabel López Jiménez

sábado, 24 de agosto de 2013

UN ENCUENTRO


(De una novela inédita)
 
La oscuridad había ido inundado por completo todo desde varias horas atrás. No había luna. No había estrellas. Era como si un inmenso agujero negro se hubiese abierto en aquel lugar arrastrando a su interior todo indicio de luz.
 
El pueblo más cercano estaba a media hora a pie, pero, a pesar de que Donovan podía atravesar con los ojos vendados aquel bosque que se interponía entre ambos pueblos, el pánico había cegado por completo también sus movimientos, y lo único que conseguía hacer era rezar para poder coordinar decentemente los pies y no chocar contra ningún árbol o tropezar con alguna pronunciada raíz. De repente, una potente y cálida luz emergió de entre tanta oscuridad, a unos pocos metros de Donovan. Sus pupilas se dilataron con tal rapidez que necesitó varios segundos, de los cuales no disponía, para enfocar qué era aquello.
 
O quién.
 
Se trataba de una joven tirada en el suelo. En su mano sostenía una pequeña antorcha. ¿Tanta luz ha podido desprender eso? Se preguntó Donovan. Sus negros cabellos caían lacios por el rostro, ocultando su identidad. Una gran parte de su desgastado vestido estaba teñido de un color escarlata. Era sangre.
 
Donovan se acercó con cautela. En ese instante olvidó a todas aquellas personas que, cubiertas con oscuras capas, le seguían a gran velocidad, y se acercó a la joven en su ayuda. Ésta profirió un gemido y se incorporó, sin mostrar aún su rostro.
 
-¿Qué le ha pasado? ¿Está bien? –preguntó Donovan. Justo cuando las últimas palabras abandonaban su boca, reincidió en que la respuesta era más que evidente.
 
Se agachó y ofreció su mano para ayudarla a levantar, la cual rechazó. Susurró varias palabras, que murieron antes de poder llegar al oído de Donovan. El joven sacudió la cabeza e inesperadamente alzó el rostro. Era una joven hermosa, se dijo éste. Su piel era pálida y hacía contraste con sus oscuros ojos. Ésta alzó las manos y tomó entre ellas la cara de Donovan. Tenía un tacto frío. Súbitamente en sus ojos nació un destello rojizo.
 
-Llegó tu hora... No tienes por qué seguir huyendo. La muerte ya está cerca.
 
Y la joven desapareció, llevándose con ella la luz. Donovan sintió cómo tiraban de él, y se sumergía en una oscuridad que sobrepasaba a la anterior.
 
Mari Carmen Armenteros García.