En esta vida
hay que llevar capote
en mano
e ir dando
capotazos.
¡Que nos llamen
toreros!
¡Que nos llamen
sevillanos!
pero hay que saber
ir
toreando
situaciones y enfados.
Al toro hay que saber
pararlo
para matarlo,
igual que los
problemas,
pararlos y
afrontarlos.
Algo parecido en el
amor.
Yo recibiré al toro a
puerta gayola
y así el toro se
sentirá seducido.
Con la mirada
lo conquistare,
pero tendré cuidado
para que el toro no
conquiste mi corazón
y me dé una fuerte
cornada.
Lo cogeré por los
cuernos
antes de que dé la
cornada
y termine con mi
corazón herido.
Pero le recordaré
siempre
que la que esta en el ruedo
soy yo.
Le pondré sus
banderillas,
y le haré ver
que el torero,
-en este caso la
torera-
siempre gana esta
batalla.
Y, como en todo,
el torero para
y
luego mata.
Eso haré yo.
Iris Ruiz Valero
Curiosa metáfora del amor y los toros. Muy original. Me alegra saber que la máquina de escribir poemas sigue funcionando....
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