
La ventana cerró desde fuera.
En el balcón solo me dejó;
solo como un don cualquiera,
sólamente él y yo.
A la intemperie me quedé,
sin posibilidad de escape.
Él me miró a mí
y yo le miré a él.
Las nubes, indefensas, se movían esclavizadas
y el balcón temblaba por su fuerza.
Un huracán recorrió la estancia y a mí.
Y, con una fuerza inquebrantable, me lanzó al vacío.
Este es el fin..
“Menos mal que vivo en un bajo”
Manuel Lamprea Ramírez