jueves, 18 de octubre de 2012

EL TIEMPO LO CAMBIA TODO



(De una novela inédita)

Aún recuerdo, en unas de las partes más escondidas de mi mente, el olor a pan recién hecho o de los dulces de mi madre. Cómo los colocaba cuidadosamente en esas bandejas con decoraciones que a mí me encantaban contemplar, esos días lluviosos en los que preparaba leche caliente con azúcar de caña y miel de amapola (teníamos un jardín completo de estas flores y, en un gran árbol, colgaba una colmena de la que mi madre obtenía esta miel). 

Mientras cocinaba tranquilamente, me preguntaba cómo me había ido el día o me contaba anécdotas de sus viajes por toda Asia.  Me encantaba todo de ella, su vida, su manera de cocinar: todo sobre ella me entusiasmaba. De eso han pasado sólo unos años y me he dado cuanta de cómo la vida puede girar completamente. Padre no ha vuelto a ser el mismo desde que madre no superó aquel invierno, y yo me paso los días sentada en la mesa de la cocina donde ella se pasaba horas y horas. Intento volver a verla imaginármela haciendo pasteles o su aroma a menta y jazmín. En realidad, en esta casa ha cambiado todo. Ella era la que le daba vida a todo esto, la que nos hacía reír. Padre no ha vuelto a reír desde entonces. Yo lo hago algunas veces, pero casi nunca. Me da pena recordar los últimos momentos que pasé con ella, pero intento quedarme con todos los buenos ratos.  Me gusta hablar de ella con padre para así no olvidarla, pero él me rehuye. Sé lo mal que se siente desde años, pero no podemos quedarnos en él: tenemos que seguir hacia adelante. Eso sería lo que ella hubiera querido.

Estoy intentando seguir sus pasos. Le he propuesto a padre hacer el viaje por Asia, alojarnos donde ella lo hizo… Me gustaría tanto poder hacerlo. Así sé que a los lugares donde vaya o en los que estaré, tendré en cuenta de que ella ha visto lo que yo. Y esa sensación quiero tenerla, quiero aferrarme a esa ilusió, que dentro de poco podré ver cumplida.

Gema Cantero Lerma.

2 comentarios:

  1. Magnífico, Gema. Queremos la continuación. ¡Yaaaa! Besos.

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  2. No me queda más que descubrirme no sólo ante tanta precocidad, sino ante tanta soltura y capacidad a la hora de describir sentidos, sentimientos, emociones...
    Grande Gema.

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