Así soy, así somos. Sevillanos, ¿por qué? Sevilla nos
eligió, para ser sus paisanos.
Yo nací sevillano, como el suspiro lejano y angosto, de la
judería arrinconada, y el moro olvidado.
Yo nací sevillano, que no apuesto, como aquella mujer
observadora y presumida, en repique de alegría, Giralda nuestra, Giralda mía.
Yo nací sevillano, entre capote y albero, entre montera y
Maestranza, entre estoque y torero.
Yo nací sevillano, como el Sol que nos da bronce, y que a su
vez se nos oculta, oscureciendo nuestros sueños. Pero es el Sol de Sevilla, que
hace cantar y gorjear a los risueños vencejos y hace honor reluciendo el oro de
la torre, alzada a la vera del resplandeciente río.
Yo nací sevillano, tembloroso como el rocío de una mañana
escarchada, en los tristes arbustos y hojas del Parque, reflejándose
tímidamente en un charco asustado y escondido.
Yo nací sevillano, con Triana y sus “quejíos”, a las orillas mansas de la cava gitana, del cante
profundo y desgarrado, del Dios expirante y la Esperanza capitana.
Yo nací sevillano, cofrade y devoto, del guardián de las
promesas y miradas, en una mañana oscura, de silencio roto por su andar,
auténtico y sentido.
Pero si, realmente, nacimos sevillanos, como el naranjo en
flor que ha brotado y llorado a su paso, es por Ella.
Por su gracia eterna, por su mirada única. Por la pena que
sonríe.
Por eso somos de
Sevilla,
requiebro y llanto
incontrolado.
Gracias, Macarena,
por hacernos
sevillanos.
Manuel Lamprea Ramírez
Muy bien, Manuel. Preciosa forma de reivindicar tus raíces. Enhorabuena y sigue dando caña...
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