Allá arribita, arribita,
siete pasos al Calvario,
me encontré con una Señora
muy devota del Rosario.
Me atreví a preguntarle
que si había visto a Jesús amado.
Sí Señora, que lo he visto
muy triste y desconsolado.
Llevaba una soga al cuello
por donde Judas tiraba.
Mientras más Judas tiraba,
más Cristo se arrodillaba.
Caminemos, caminemos
hasta llegar al Calvario.
Mientras más pronto lleguemos
lo estarán crucificando.
Unos le tiraban espinas,
otros le tiraban clavos,
otros le tiraban lanzas
por su divino costado.
La sangre que le caía
le caía en un cáliz sagrado.
Quien de aquel cáliz bebiera
sería bienaventurado.
El que lo sabe no lo dice,
el que lo oye no lo aprende:
llevara más pecaditos
que arenita lleva el mar,
pero el día del gran Juicio
todos serán de perdonar.
Andrés Ramírez Delgado
Genial, Andrés. ¡Qué buen pregonero va a tener Santiponce! Enhorabuena.
ResponderEliminarPreciosa Andres
EliminarEsta muy bien sigue asi
ResponderEliminarPrecioso poema con sabor a cancioncilla antigua. Muy bonita la rima y muy bien contada la historia. Felicidades.
ResponderEliminarGUAU PRECIOSO ...ME ENCANTO...LO PUEDO IMAGINAR ,FELICITACIONES SIGAN TRABAJANDO TAN BIEN .
ResponderEliminar