Apareciste en mí
como alondra cantarina,
feliz, risueña, ilusionada...
Pero volabas muy alto,
entre nubes blancas
de algodón fino y dulce,
inalcanzable a mis sueños,
a mi alma desolada.
Son tus miradas las más bellas
y tus verdes esmeraldas
brillantes al fulgor del sol.
Siento celos de tu sombra,
siempre a tu lado enamorada,
y te ve, afortunado reflejo de tu belleza.
Lejos, muy lejos a mi alcance,
el no poder acercarme
y decirte que te quiero,
que te sueño,
que mis lágrimas por ti lloran...
Apareciste sin quererlo
en una vida humilde,
la llenaste de alegría,
y de esperanza por momentos.
Quiero que aparezcas
mucho más cerca,
más cerca que nadie
y susurrarte, muy despacio,
que eres reina de la belleza.
Manuel Lamprea Ramírez
Genial, don Manuel. ¡Cómo sigues creciendo como poeta! Y a ver si los demás se animan,...
ResponderEliminarBueno, bueno... Manuelillo. Un poema de amor en toda regla con una última frase tan, tan...
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